espectral

El horror es una herramienta revolucionaria

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junio 5, 2023

Mayo, 2023. Alcanzando ya el ecuador de 2023, o rodando ya por su pendiente, nos asomamos al despertar de una nueva etapa editorial marcada por la ficción. Con todo, el último semestre en Xenomórfica On-line ha venido nutrido con algunos avances editoriales jugosos, algunas sorpresas y colaboraciones de autores de la casa. Hemos tenido un pequeño pero denso fragmento del prólogo de Fanged Noumena Vol. 2, escrito en su día por Ray Brassier y Robin Mackay. Hemos visto autores de ciencia-ficción que se pasaron al ensayo filosófico, como R. Scott Bakker. Tuvimos a la pareja teórica formada por Armen Avanessian y Anke Hennig, que repiten en esta ocasión con motivo de la visita de Avanessian a Barcelona el pasado mes de marzo. Entre lo más reciente, un artículo sobre el neoliberalismo y el «ecologismo sucio» característico de la actualidad firmado por Dominic Boyer; y la pieza que quizá nos ha dado más alegría por tratarse de un relato de ficción: un adelanto editorial del gran Gary J. Shipley.

Body-horror, ecologismo sucio, aceleracionismo, posthumanismo, temporalidades extrañas… estos son algunos de los temas fundamentales de nuestra época, por más que desde  los bastiones institucionales de la cultura más rancia y tumefacta sigan queriendo cegarnos a las nuevas sensibilidades y los nuevos discursos que proliferan en la teoría y la práctica.   

Todas las cosas que aparentemente quedaron fuera de la Ciudad de Dios (la ciudad del hombre) regresan por la noche como un pandemonio: bichos, alimañas, espíritus… una mezcolanza de no-muertos y criaturas irritantes que danzan en espirales sobre tu cabeza extasiada y van a llevarte a conocer la poética del enjambre.

Con este tumulto nos vamos desdibujando; las líneas (antes precisas) de los límites se abren a un reino carente de antropo-centro, donde los bichos te carcomen y devoran los intestinos, y con una mueca de pavor dionisíaco vamos adentrándonos en la «locura infinita» que para Quentin Meillassoux no significaba un vacío o una nulidad, sino un exceso, una saturación, un abominable desbordamiento de la existencia. 

Saul Tenser, el protagonista mutante de Crímenes del futuro (David Cronenberg, 2022), ha comprendido esto y ahora se retuerce en su silla biomecánica mientras busca «nuevos órganos» para su próximo éxito artístico, entre calambres y retortijones agónicos. No hay espacio para la autocomplacencia neoplatónica aquí, ni para un diseño sobrio del cuerpo de Vitrubio. Solo el vértigo y el horror de una nueva disposición corporal, que como en una fantasía merleaupontiana te llevará a conocer la dicha del desmembramiento. El horror es tal porque difumina el cuerpo normativo del rostro humano. El horror es una herramienta revolucionaria. 

contenidos

Gary J. Shipley: Escucha, querida hermana, escucha 

R. Scott Bakker: Escribir después de la muerte del sentido

Armen Avanessian y Anke Hennig: Ansiedad del complejo temporal 

Robin Mackay y Ray Brassier: Introducción a ‘Fanged Noumena Vol. 2’ (Fragmentos)

Dominic Boyer: Sobre ‘vidamuerte’, emergencia ecológica y políticas de descomposición

vía Xenomórfica